-Juguemos un juego, marinero.
-¿Qué juego?
-¿Cuáles son las reglas?
-Sólo una. Dime algo.
-¿Algo?
-Algo que nadie sepa sobre ti. Algo secreto.
-¿Cómo qué?
-Mi
hermana tiene dos hijos y a veces los odio. No puedo tener hijos. Mis
ovarios están atrofiados. Mis huevos no sirven. Porque no me alimento bien.
Pretendo que no me importa teniendo un empleo interesante. Como sea...
No puedo tener uno. Tu turno.
-Tuve una novia...
-No entiendes el juego, ¿verdad?
-No.
Teníamos planes de boda y ella se enfermó. Estaba muy enferma. Era
claro que había algo mal con ella, algo podrido, o algo en su interior. No me
quedé con ella. No la cuidé. Escapé. Me obligo a visitar su tumba.
Primero fue una vez a la semana, luego una vez al mes, ahora aún
menos... Voy allí para sentirme culpable, ¿sabes? Pensé que me sentiría culpable el resto de mi vida pero en realidad está empezando a desaparecer.
-Eres un bastardo.
-Lo soy.
-Funciona. Funciona, me haces sentir bien.
-Soy un imbécil.
-Yo también.
-Somos un par de imbéciles.
-El Sr. y Sra. Imbécil.
Extracto de la película "Perfect Sense".
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