—Me encanta la sutileza con la que traes, de nuevo, el tema de tu muerte. Lo había olvidado.
—No, en serio. No es que crea en las puertas del cielo... ¿Tú qué opinas, Dave? ¡Vamos!
—No sé. Quiero creer en algo, de verdad quiero. ¿Reencarnación? ¿Volver a nacer?
—¿Cómo un molusco?
—¡No arruines mi nirvana! Jajaja.
—No, pero en serio. Nuestra alma... He estado pensando y leyendo mucho sobre ello, por supuesto, y creo que tiene algo que ver con esa ciencia mágica de la que no sabemos nada. Como la materia oscura. De hecho, hay creencias en la fe budista respecto a la energía constante. Físicos cuánticos han demostrado su existencia. Un perfecto y eterno espacio universal.
—Sí... ¿Qué?
—Jajaja. Es como ser esencia. No puedo evitar imaginarme como polvo bailando en un destello de luz. Millones de átomos de constante esencia.
—¿De qué mierda estás hablando?
—Solo imagínenme bailando claqué en el cielo y seré más que feliz. ¿Tú qué crees, Miles? ¿Qué pasa cuando morimos?
—Ni idea.
—Debes haber pensado en ello. ¿Qué dice tu instinto? Quiero saberlo.
—¿Después de tu baile en las estrellas, quieres oír que creo que no hay nada? Te pudres y no hay más. Eso decidí cuando mi padre murió.
—¿En serio?
—Sí.
Extracto de la película "Third Star".
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